Escribe Valeria Somorrostro:
Para Abril del ´23 surgió la oportunidad de juntarnos en un Vivo de Instagram con otras tres colegas a fin de poder hablar sobre cómo formular. Al principio tuvimos miedo de que nuestras diferencias fueran muy grandes. Para nuestra grata sorpresa, los puntos en común nos acercaban más.
La idea era darles diez o quince preguntas disparadoras que les permitieran empezar a pensar una fórmula cosmética, pero con las charlas, ideas van, ideas vienen, nos dimos cuenta que, si bien hay que tener ciertos puntos para ordenar una fórmula, primero hay que tener muy en claro que es lo que queremos hacer, o por lo menos lo que No queremos de ninguna manera. Así fue que cambiamos la primera pregunta de: Objetivo y función de la fórmula, a ¿Qué tipo de cosmética natural quiero realizar?, seguida por ¿Con qué recursos cuento?, una vez que surgieron estas dos preguntas, la charla viró completamente más hacia los deseos de cada uno, dejando a un costado la parte más dura y química de la creación de una fórmula cosmética.
De esas dos preguntas iniciales, se desprenden casi naturalmente, preguntas como: ¿Por qué quiero hacer cosmética natural? Y, ¿Tengo idea de lo que conlleva realizar la cosmética natural elegida por mí? Vamos a un ejemplo más concreto, supongamos que me encanta hacer jabones, y disfruto en el día a día haciéndolos, pensándolos, etc. Pero, mis familiares, amigos y clientes, que ven los fabulosos jabones que hago, me dicen que no debo quedarme sólo con ellos, sino que debo ampliar mis productos y realizar, todo lo que conlleva la limpieza diaria.
Entonces, empiezo a investigar, y me doy cuenta que las diez o doce materias primas que utilizo habitualmente para realizar mis maravillosos jabones, ahora ya se transformaron en ochenta, de las cuales hay muchas que no conozco, no sé cómo se utilizan o comportan, o son muy caras, o vienen del otro lado del mundo. Entonces, es en ese momento en donde debo tomar una decisión, en base a la respuesta de la primera pregunta: ¿Qué tipo de cosmética natural quiero realizar? Es decir, ¿tengo la intención y, lo más importante, las ganas, de capacitarme para realizar estos nuevos productos? ¿Tengo la intención de investigar, conocerlos, buscar otros nichos de clientes más acordes a éstas incorporaciones? ¿Me interesa trabajar con productos que sean dudosos en cuanto a sustentabilidad o seguridad? ¿Quiero hacerlo yo, o me estoy dejando llevar por modas o los deseos del resto? Sinceramente, te aconsejamos que, si el deseo no es tuyo realmente, no lo hagas, porque después te encontrás con diez millones de materias primas que no te gustan o son muy difíciles de utilizar, o carísimas, o no las conseguís siempre, y te vas a volver complicar la vida por algo que quieren otros. Ahora, si vos sos quien quiere eso, y ya tenés súper claro qué tipo de cosmética querés realizar, te ayudamos a ordenar las ideas para que empieces a pensar tus fórmulas.
Cabe aclarar, que todas las preguntas que continúan, se van a poder contestar únicamente teniendo la capacitación correcta, y en caso de no contar con la misma, te sugerimos que primero empieces por los productos más sencillos, como pueden ser los ungüentos, que, al no llevar fase acuosa, no tenemos al pH y conservantes para darnos dolores de cabeza.
1. ¿Qué tipo de cosmética natural quiero hacer? Al respondernos ésta pregunta, vamos a empezar a diseñar nuestras fórmulas, dado que vamos a elegir con qué productos trabajar y cómo hacerlo
2. ¿Con qué recursos cuento? No sólo materias primas, sino también mi formación, si estoy capacitada/o para el tipo de cosmética elegida, tengo ganas de realizar las capacitaciones que se requieren, etc.
3. ¿Qué efecto quiero lograr con la fórmula? Quiero que humecte, que hidrate, que regule sebo, que otorgue mayor firmeza, etc.
4. ¿Qué forma cosmética será más aconsejable para aprovecharla de acuerdo a la piel y a los activos utilizados? En un gel, emulsión, ungüento, serum, etc. Por ejemplo, una piel grasa quizás se llevará mejor con productos acuosos, geles, cremigeles, emulsiones ligeras, etc, mientras que una piel tirando a seca requiere mayor humectación, la cual se aprovechará mejor a través de una emulsión más pesada o un Serum. Pero, como dijimos que también tiene que ver con los activos utilizados, si yo quiero hacer una fórmula con niacinamida, tengo que saber que sí o sí esa fórmula deberá llevar fase acuosa, debido a que éste activo es soluble en agua, por lo tanto, en un serum oleoso se desperdiciaría.
5. ¿Para qué tipo de piel la estoy pensando? Grasa, avejentada, reseca, sensible, deslipidada, etc.
6. ¿Dentro de qué rutina cosmética va a incorporarse y con qué otros productos van a estar en sinergia? Al pensar nuestras fórmulas es muy recomendable pensar los productos que formarán parte de esa familia. Por ejemplo,
para pieles sensibles pensar en toda una línea a base de manzanilla y emulsiones muy suaves, sería una manera de darle sentido a la línea.
7. ¿Es para el día o la noche? Importantísimo para ver qué ingredientes podemos agregar y cuáles no. Como ejemplo claro, rosa mosqueta siempre de noche para evitar las manchas que puede ocasionar al exponernos al sol. Es maravillosa, pero tenemos que tener esos recaudos.
8. ¿Tengo en cuenta los aromas de mi producto de acuerdo al momento del día para el que lo estoy pensando? Si bien los aceites esenciales son un factor terapéutico maravilloso por todos los principios activos que nos otorgan, también lo son a nivel aromático, por lo que sería ideal que nuestras líneas de día, tuvieran aromas que ayudaran a nuestro cerebro a despertarse y activarse. Mientras que las de la noche, tuvieran el efecto contrario de ayudarnos a relajar y desconectar.
9. ¿Qué materias primas debo utilizar para darle forma a ese producto? Acá empezamos a elegir en base a las propiedades que deseemos en nuestro producto final.
10. ¿Qué pH debo manejar para esa parte del cuerpo? Esta pregunta es muy importante, dado que no es lo mismo el pH de la axila, al pH del interior de la boca o del cuero cabelludo. Como tampoco son iguales los pH en diferentes edades y géneros, razón por la cual debemos tener muy en claro la respuesta para ésta pregunta, dado que de acuerdo al pH que se necesite, serán también las materias primas que se puedan utilizar y las que no.
11. ¿Qué plantas o activos cumplen con las propiedades que estoy buscando y trabajen dentro del rango de pH qué necesito? En este ítem tenemos que poner nuestros deseos con la realidad, es decir, yo quiero un contorno de ojos con hibiscus. ¿Puedo hacerlo? ¿Sí o no? La respuesta en este caso es no; pero ¿por qué si el rosa es mi color favorito? Bueno, primero, dejemos los colores favoritos separados de la formulación química, je, je. Segundo, si el pH en el que trabaja el hibiscus (rango en donde se mantiene con un color rosa maravilloso) es entre 4 a 5,3, y el contorno de ojos tiene un pH 6.5 a 7.5, es obvio que, o nos irritamos todo el contorno de ojos con un producto mucho más ácido de lo que corresponde, o perdemos el color y los principios activos del hibiscus al llevarlo al pH correcto de la zona en cuestión, y nos armamos una crema violeta azulada sólo por el color, je, je!!
12. Las plantas, ¿en qué tipo de extracto debo agregarlas para que se aprovechen de la mejor manera? Bueno, acá es un tema que se debe responder a la hora de ver la capacitación que uno tiene. Si queremos fabricar nuestros propios fitoextractos, debemos capacitarnos al respecto para no creer que mezclando hibiscus con aceite vamos a estar otorgándole principios activos a nuestros cosméticos. Esto también es sustentabilidad, porque habla del respeto que tenemos hacia esas plantas para tratarlas como se merecen. Entonces, si yo quiero hacer un producto que contenga los principios activos de la Cola de Caballo, tengo que pensar en que mi fórmula no va a ser sólo de fase oleosa, porque esa planta en particular no contiene ningún principio activo liposoluble, por lo tanto, sería un desperdicio.
13. De lo que pienso usar, ¿hay alguna incompatibilidad? Para responder esta pregunta, tenemos que conocer muy bien nuestras materias primas. Por ejemplo, en una fórmula en donde tengo vitamina C, no podré colocar como conservante al benzoato de sodio, ya que, si bien es un conservante aprobado para cosmética natural y muy seguro, si se combina con ésta vitamina, puede generar benceno.
14. ¿Necesitaré conservantes o antioxidantes? Ésta se encuentra muy ligada a las primeras preguntas de qué clase de cosmética quiero hacer, y con qué recursos de capacitación cuento. Si yo ya estoy capacitado para hablar de pH y conservantes, bienvenido sea, sino, trabajemos con todos productos anhidros (sin agua) como serum oleosos, mantecas, ungüentos, polvos, etc, para quedarnos tranquilos.
15. En el caso de necesitar conservante, ¿cuál usar de acuerdo a las materias primas usadas y el pH? Acá tenemos que evaluar no sólo incompatibilidades, zonas en dónde se aplicará, solubilidad, rangos de pH del producto, etc.
Bueno, creo que hay mucho para pensar, a veces te sentirás abrumada con toda la información, respirá hondo, tomate un tecito de menta, y releé las preguntas. En un papel anotá las respuestas. Despacito, empezará a surgir todo eso de manera
ordenada. Siempre seguí esas ideas que más se identifiquen con vos y verás cómo en poco tiempo, lo que parecía muy lejano o muy complicado, se vuelve cotidiano.
¡Esperamos que les sirva!
Carolina, Claudia, Daniela y Valeria
- Valeria Somorrostro es experta en Cosmética Natural y Fitoextractos. Forma parte de la Comisión
Directiva de ACNA, y es la titular de Alma de Hornero, firma de Cosmética Natural en Argentina.
Este artículo nace como resultado de la charla sobre formulación dada por Valeria en conjunto con
sus colegas docentes de Cosmética Natural, Carolina Manzone de Carmenta, Daniela Frieyro de Bio Bolsón y Claudia
Fernández de Tierra Sabia, para la comunidad de ACNA, en abril de 2023.